Viernes de borrachera y sábado de escalada, todo un clásico. Hacía una eternidad que no escalaba. No pasamos del 5+, pero el sábado disfrutamos como enan*s pegad*s a las paredes, una chapa tu, una chapa yo, como en los viejos tiempos. Cuantos recuerdos, cuantas sensaciones, la roca del Vellón sigue siendo la misma, suave pero dura, y yo me he visto mejor de lo que esperaba a pesar de la resaca. Esto hay que repetirlo, aunque ya empieza el frío y parece que habrá que desempolvar el equipo de nieve. Aún así el próximo día que vaya a Madrid me llevaré los trastos por si alguien se apunta.
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