Excelente artículo (La dama que soltó los perros de la codicia):
"De pronto, ahora, en medio de su locura senil, la misma que sufrió
Ronald Reagan, su compadre neoliberal, Margaret Thatcher se pone el
abrigo en su apartamento de Belgravia, se cubre la cabeza con un pañuelo
y decide bajar a la calle a comprar una botella de leche en una tienda
de comestibles de la esquina. Ninguna de las hormigas y piojos humanos
con los que se cruza en la acera, hoy sometidos al paro más despiadado,
reconoce a esa anciana encorvada, que en realidad es la principal
responsable de su miseria."
Por desgracia, no sólo los Ingleses están sufriendo los resultados de su experimento...
¿Porqué será que me recuerda tanto a Esperanza Aguirre?
Cartografiando la ignorancia #519
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El consejo más sabio que se puede dar es que hay que asumir que vivimos en
un universo donde nada es seguro, que hay que vivir con la incertidumbre y
[…]
Hace 3 horas
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